Según Baruch de Spinoza, las afecciones fundamentales son tres:
1) Alegría
2) Tristeza
3) Deseo
Trató de que esas partes fueran puramente corporales, de que estuvieran al nivel del apetito, es decir, no acompañadas por la conciencia. Las emociones, estrictamente hablando, suponen una idea del objeto; el amor, por ejemplo, es un modo de la conciencia que incluye una idea del objeto amado.[1]
Podemos mencionar las definiciones de los afectos, según Spinoza:[2]
El deseo es la esencia misma del hombre en cuanto es concebida como determinada a obrar algo por una afección cualquiera dada por ella.
La alegría es la transición del hombre de una menor a una mayor perfección.
La tristeza es la transición del hombre de una mayor a una menor perfección.
La admiración es la imaginación de alguna cosa en la cual el alma permanece absorta, porque esta imaginación singular no tiene conexión con las demás.
El desprecio es la imaginación de alguna cosa que toca tan poco al alma, que el alma misma, por la presencia de la cosa, es movida a imaginar lo que en la cosa misma no existe, más bien que lo que en ella existe.
El amor es una alegría acompañada por la idea de una causa externa.
El odio es una tristeza acompañada por la idea de una causa externa.
La propensión es una alegría acompañada por la idea de alguna cosa que es, por accidente, causa de alegría.
La aversión es una tristeza acompañada por la idea de alguna cosa que es, por accidente, causa de tristeza.
La devoción es la entrega total a una experiencia, por lo general de carácter místico. La irrisión es una alegría nacida de que imaginamos que hay algo despreciable en la cosa que odiamos.
La esperanza es una alegría inconstante nacida de la idea de una cosa futura o pretérita de cuyo suceso dudamos hasta cierto punto.
El miedo es una tristeza inconstante, nacida de la idea de una cosa futura o pretérita, de cuyo suceso dudamos hasta cierto punto.
La seguridad es una alegría nacida de la idea de una cosa futura o pretérita acerca de la cual ha desaparecido toda causa de duda.
La desesperación es una tristeza nacida de la idea de una cosa futura o pretérita acerca de la cual ha desparecido toda causa de duda.
El gozo es una alegría, acompañada por la idea de una cosa pretérita que sucedió sin que se la esperase.
El remordimiento de conciencia es una tristeza acompañada por la idea de una cosa pretérita que sucedió sin que se la esperase.
La conmiseración es una tristeza acompañada por la idea de un mal que ha sucedido a otro a quien imaginamos semejante a nosotros.
La aprobación es el amor hacia alguien que ha hecho bien a otro.
La indignación es el odio hacia alguien que ha hecho mal a otro.
La sobreestimación es estimar a alguien, por amor, en más de lo justo.
El menosprecio es estimar a alguien, por odio, en menos de lo justo.
La envidia es el odio en cuanto afecta al hombre de tal manera que se entristece con la felicidad de otro, y, por el contrario, se goza en el mal de otro.
La misericordia es el amor, en cuanto afecta al hombre de tal manera que se goza en el bien de otro, y, por el contrario, se entristece con el mal de otro.
La satisfacción de sí mismo es una alegría nacida de que el hombre se considera a sí mismo y considera su propia potencia de obrar.
La humildad es una tristeza nacida de que el hombre considera su propia impotencia o flaqueza.
El arrepentimiento es una tristeza acompañada por la idea de algo que creemos haber hecho por un libre decreto del alma.
La soberbia consiste en estimarse, por amor de sí, en más de lo justo.
La abyección consiste en estimarse por tristeza en menos de lo justo.
La gloria es una alegría acompañada por la idea de alguna acción nuestra que imaginamos que los demás alaban.
La vergüenza es una tristeza acompañada por la idea de alguna acción que imaginamos que los demás vituperan.
La nostalgia es el deseo o apetito de poseer una cosa, sustentado por el recuerdo de esta cosa y al mismo tiempo reprimido por el recuerdo de otras cosas que excluyen la existencia de la cosa apetecida.
La emulación es el deseo de una cosa que se engendra en nosotros porque imaginamos que otros tienen el mismo deseo.
El agradecimiento o gratitud es un deseo o afán de amor con que nos esforzamos en hacer bien a aquel que nos ha hecho un bien, con igual afecto de amor.
La benevolencia es un deseo de hacer bien a aquel por quien sentimos conmiseración.
La ira es un deseo que nos incita, por odio, a hacer mal a quien odiamos.
La venganza es un deseo que nos incita, por odio recíproco, a hacer mal a quien afectado por igual afecto, nos ha inferido un daño.
La crueldad o sevicia es un deseo por el cual alguien es incitado a hacerle mal a quien amamos o a aquel por quien sentimos conmiseración.
El temor es un deseo de evitar un mal mayor, del que tenemos miedo, mediante otro menor.
La audacia es un deseo por el cual alguien es incitado a hacer algo corriendo un peligro que sus iguales tienen miedo de arrostrar.
La pusilanimidad, se dice, es propia de aquel cuyo deseo es reprimido por el temor de un peligro que sus iguales osan arrostrar.
La consternación, se dice, es propia de aquel cuyo deseo de evitar un mal, es reprimido por la admiración que le produce el mal que teme.
La humanidad o modestia es un deseo de hacer aquello que agrada a los hombres y de abstenerse de aquello que les desagrada.
La ambición es un deseo inmoderado de gloria.
La gula es un deseo inmoderado o también amor de comer.
La embriaguez es un deseo inmoderado y amor de beber.
La avaricia es un deseo inmoderado y amor de riquezas.
La lujuria es también deseo y amor de ayuntamiento carnal.
Insólito: Hallan insecto con cabeza de cocodrilo y cuerpo de mariposa
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*¿Se imaginan una mariposa con cabeza de cocodrilo? No se imaginen más y
miren la fotografía de este raro insecto.*
Esto sucedió en Paraguay, y según e...
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